En 1985 Henri Cosquer era un submarinista experto acostumbrado a bucear en las aguas de la costa marsellesa. En varias ocasiones, mientras exploraba los acantilados cercanos al cabo Morgiou se había fijado en una hendidura oscura que se abría en la pared de roca, a unos 37 metros de profundidad, que finalmente decidió explorar con la esperanza de encontrar una cueva submarina de interés. La hendidura era la boca de un largo pasillo ligeramente ascendente que recorrió, en algunos momentos con dificultad. Primero exploró un ramal del pasillo de varias decenas de metros de longitud y que no tenía ninguna salida. Volvió y eligió el ramal principal. En un estrechamiento tuvo que quitarse las botellas de aire de la espalda, pasarlas delante de él mientras cuidadosamente vigilaba que el regulador o los tubos no se engancharan en las rocas. Después de recorrer más de 175 metros, el pasillo comenzó a ensancharse, y para su sorpresa, vio la luz de su linterna reflejada como en un espejo en el techo de la cueva. Esto sólo podía significar que sobre el agua había un medio de densidad distinta: en la gruta había aire.
© Ministère de la Culture et de la CommunicationDRAC Provence-Alpes-Côte d'Azur |
Cosquer emergió en una cavidad de alrededor de 50 metros de diámetro, llena de estalactitas, estalagmitas y otras formaciones calcáreas. La gruta parecía no tener comunicación alguna con el exterior, más que la que había recorrido él desde el mar. Estaba pensando que probablemente era la primera persona que ponía el pie en esa cueva, cuando pudo ver claramente una forma sobre la pared cercana. Una imagen que Cosquer conocía: era una mano humana pintada con la técnica del estarcido. Alguien había dejado la imagen en negativo de su mano apoyándola en la pared y soplando pintura sobre ella.
Fuente |
Cosquer quedó fascinado por lo que descubrió allí. Encontró más de cien pinturas y grabados en las paredes, que representaban figuras humanas y geométricas, manos, y sobre todo animales: caballos, ciervos, toros, felinos, bisontes, focas, peces, pingüinos y medusas. No era ningún especialista en la materia, pero se dió cuenta de que todo aquello parecía de haber sido pintado hacía mucho tiempo. Después de explorar someramente la gruta, tomó algunas fotografías y volvió al mar por el largo pasillo submarino.
En días posteriores siguió visitando la cueva, y en una de esas excursiones estuvo a punto de perder la vida al desorientarse dentro largo túnel de acceso debido a un fallo en las linternas que llevaba. El miedo hizo que dejara de acercarse a la cueva durante casi tres años, durante los cuales mantuvo en secreto su descubrimiento.
Finalmente decidió contar lo que había visto a personas de su confianza y volver, esta vez acompañado de varios amigos. Cabe imaginar la sorpresa de sus acompañantes, al emerger del agua salada de la cueva tras un peligroso recorrido, y encontrarse respirando aire en un lugar en el que habían estado otros seres humanos miles de años atrás.
En septiembre de 1991, durante una de esas expediciones submarinas ocurrió un accidente: tres personas se desorientaron dentro del túnel y murieron ahogadas. Las circunstancias obligaron a Cosquer a declarar la existencia de la cueva a las autoridades francesas. Pocos días más tarde, entró en la gruta una expedición oficial del Ministerio de Cultura francés dirigida por el paleontólogo y submarinista Jean Courtin y por el especialista en arte rupestre Jean Clottes.
Ciervo del periodo Gravetiense. Foto © Luc Vanrell |
La expedición dató las pinturas y grabados en dos periodos distintos del Paleolítico Superior. Un grupo más antiguo pertenecía al Gravetiense, con al menos 28.000 años de antigüedad, y otro algo más moderno en el Solutrense, con una antigüedad aproximada de 18.000 años. El hallazgo era sin duda espectacular, ya que la edad de estas pinturas superaba con mucho la de las cuevas de Lascaux y Altamira, que están datadas en alrededor de 15.000 años. Es emocionante imaginar que tan sólo la diferencia de edad entre las pinturas más nuevas y más antiguas de la gruta fuera de 9.000 años, bastante más de lo que ha durado lo que conocemos como "Historia".
Línea temporal de los distintos periodos del Paleolítico |
La datación era tan extraordinaria que hubo especialistas que cuestionaron la autenticidad de las figuras, sospechando que el propio Cosquer podría haberlas falsificado para ganar notoriedad. No obstante, la datación mediante carbono-14 de los pigmentos era clara y además existía un detalle que despejaba todas las dudas sobre la honradez de Cosquer: se trataba de una fina capa de calcita que cubría todas las paredes, incluyendo las pinturas y grabados. La formación de esta capa, que se produce por el mismo proceso por el que se forman las estalacticas y estalagmitas, consiste en que el agua filtrada por el terreno, y que lleva una pequeña cantidad de carbonato cálcico disuelto, acaba por desembocar en una oquedad, por ejemplo una gruta. Al evaporarse el agua, el carbonato cálcico precipita dejando una capa mineral de pocas micras de espesor. Para formar estos depósitos cálcicos es necesario el paso de una cantidad de tiempo demasiado grande como para que Cosquer u otra persona viva hubieran podido pintar esas figuras. Finalmente, se comprobó en análisis realizados en laboratorio, que los pigmentos contenían restos vegetales de especies desaparecidas (especialmente abedul y pino negro) de la zona sur de Francia desde el Holoceno, es decir, desde el final de la última glaciación, hace 10.000 años.
¿Cómo pudieron realizarse las pinturas y grabados en esa gruta?
Era evidente que en el Paleolítico ningún humano podría haberse aventurado por un túnel submarino hasta la gruta. La hipótesis más sencilla era pensar que existía un acceso desde la parte superior del acantilado que quedó cegado más tarde, encerrando los tesoros de la gruta para siempre. En realidad las primeras inspecciones de la gruta descartaron esta opción, no sólo porque no existía indicio alguno de que existiera otra entrada a la gruta, sino porque había una todavía más sencilla. La antigüedad de las pinturas las situaba durante la glaciación de Würm, en el Pleistoceno, cuando un casquete de hielo cubría gran parte de Europa, y sólo las partes meridionales del continente tenían un clima algo más benigno. El límite sur del casquete polar cubría Alemania, Polonia, el norte de Francia, los Países Bajos y el norte de Gran Bretaña. En América, todo Canadá y el norte de Estados Unidos también estaban cubiertos de hielo, así como en Asia gran parte de lo que ahora es Rusia. Debido al frío, la cantidad de agua circulante era mucho menor que en la actualidad, por lo que el nivel de los mares era notablemente más bajo. Gran Bretaña estaba unida por tierra al continente, el estrecho de Bering era una lengua de tierra que unía Asia y América. Japón, Taiwan e Indonesia eran penínsulas, y no islas. El Mediterráneo tenía unos 100 metros menos de profundidad que ahora. Esto situaría la entrada de la cueva en la base de la pared de un barranco que servía de protección frente a una estepa que se extendía hacia el sur y que ahora es el fondo marino. La costa quedaba relativamente lejos de la cueva, a más de 10Km de distancia. La estepa probablemente tendría un aspecto similar al de la taiga y la tundra actual de los paises nórdicos. Zonas boscosas de gran concentración de árboles como abedules, y zonas llanas con vegetación pobre y de porte bajo, extensiones de hierba muy resistente a las bajas temperaturas, y una fauna itinerante en busca de alimento. Sólo unos cuantos miles de homo sapiens sapiens pululaban por Eurasia. Los neandertales se habían extinguido apenas 1000 años antes.
La gruta por lo tanto tenía un acceso fácil, y además era un buen resguardo frente a los animales y el frío. Tras el largo túnel de 175 metros, la sala central tendría una temperatura algo más agradable que el exterior.
Fue ocupada por humanos al principio y al final del Paleolítico Superior, con un periodo intermedio de 9000 años del que no sabemos nada, aunque parece poco probable que estuviera habitada de forma permanente en ese intervalo, dado que no se han encontrado restos de ningún tipo. Pasados 5.000 años desde que se hicieran las últimas pinturas, en el Holoceno, la glaciación de Würm comenzó a remitir, el hielo derretido de los casquetes hizo que el nivel marino se elevara de nuevo hasta la altura que había tenido 100.000 años atrás, y la entrada de la cueva quedó sumergida bajo el mar hasta que otro humano con curiosidad decidió visitarla.
La Costa Azul francesa durante la última glaciación tuvo un aspecto similar a este. Fuente |
Durante los estudios paleontológicos se buscaron restos de utensilios y huesos en el suelo de la cueva, pero no se encontró nada. Esto hace pensar que no se trataba de una cueva para habitar, sino más bien un lugar de culto donde realizar rituales de magia simpática, buscando la fertilidad de las mujeres, la consecución de buenas presas en la caza y la protección frente a los depredadores, tan frecuentes en el arte del Paleolítico. Es seguro que en las paredes del túnel también habría en su momento grabados y pinturas, ahora desaparecidos por la acción del mar.
Una reconstrucción de Michel Grenet del posible aspecto del barranco donde se sitúa actualmente la gruta.El suelo en el que se apoyan los animales es ahora el fondo marino. Fuente:http://www.lithotheque.ac-aix-marseille.fr . |
Mapa de la gruta
La parte más baja de la gruta es la entrada, a 37 metros bajo la superficie. La más alta es la llamada "La catedral", con algo más de 30m sobre el nivel del mar. Existe un pozo inundado a 24 metros bajo la superficie.
Elaboración propia |
Los hallazgos más antiguos (periodo Gravetiense, hace 28.000 años, aprox.)
Se trata sobre todo de manos como la que vio Cosquer en primer lugar. Hay más de cien de ellas pintadas mediante la técnica del estarcido: se apoyaba la mano sobre la pared y se soplaba pintura sobre ella, creando una imagen en negativo. Curiosamente a muchas de las manos que aparecen les faltan uno o varios dedos, lo cual ha dado pie a especulaciones diferentes. Podría tratarse de manos mutiladas por accidentes, aunque parece poco probable dada la gran cantidad de muestras que hay. También puede tratarse de un ejercicio artístico por el cual se pretendía realizar diferentes figuras jugando con la posición de los dedos. Es también probable que las figuras de manos con diferente número de dedos sean un primitivo alfabeto. Otra hipótesis es que se trate de mutilaciones rituales. Por muy chocante que sea para nosotros, hasta el siglo XIX algunas tribus de bosquimanos se amputaban falanges de los dedos en rituales de luto o de curación. Algunos individuos tenían varios dedos afectados por esta costumbre tan poco práctica.
Manos en estarcido a la que le faltan falanges. Fotografía © Ministère de la Culture et de la CommunicationDRAC Provence-Alpes-Côte d'Azur |
También hay representaciones de caballos y cérvidos. Algunas figuras son grabados hechos con utensilios o con los dedos sobre la pared. Hay también lo que parecen representaciones del sexo femenino y masculino.
Caballo de formas sencillas. Fuente |
Los hallazgos más modernos (periodo Solutrense, hace 18.000 años aprox.)
Estas figuras son muy refinadas. Muestran en su mayor parte caballos y cabras con gran sentido de síntesis y delicadeza. También hay representados bisontes y uros (el enorme toro salvaje europeo que se extinguió en el siglo XVI). Como caso excepcional en el arte rupestre europeo, y prueba de que los habitantes tenían el mar cerca, se pueden encontrar figuras de peces, cetáceos, focas, pingüinos y medusas.
Pingüino. Fuente |
Caballo negro con grabados. Foto © Jean Clottes |
Grupo de caballos. Fuente |
Cabeza de felino. Foto © Jean Clottes |
Medusas |
Cabra o macho cabrío. Fuente |
Los colores utilizados son los clásicos en el arte rupestre: ocre producido con mezcla de tierras rojizas, sangre y grasa animal; y negro, que se obtenía mezclando polvo de carbón vegetal o de madera quemada y grasa animal. La grasa contribuía a hacer de la mezcla una pasta homogénea de mejor penetración y conservación del pigmento en la superficie porosa de roca.
La gruta actualmente
Debido a la peligrosidad del acceso, y para evitar tanto accidentes como posibles daños en las pinturas, se taponó el paso al tunel de acceso con grandes bloques de piedra. Actualmente sólo puede visitarse por especialistas y con permiso del Ministerio de Cultura francés. También se contempló la posibilidad de abrir un paso a la gruta excavando un túnel vertical desde la superficie del acantilado, instalando un ascensor y un pasillo de comunicación con la cavidad central que permitiera la visita al yacimiento. No obstante, dado que el terreno calizo es relativamente frágil y propenso a crear grietas, una obra de esa clase podría dañar irremediablemente las pinturas o incluso la estructura de la gruta, por lo que el proyecto fue rechazado.
Por su parte, Henri Cosquer emprendió un litigio legal contra el Ministerio de Cultura francés, reclamando una indemnización como compensación por haber descubierto la cueva, así como por el derecho de comercializar las fotos que realizó en ella. En 2007 los tribunales le dieron la razón.
Henri Cosquer junto a uno de los caballos de la gruta. Fuente |
Parece que a corto plazo no hay posibilidades de que podamos visitar la gruta y contemplar las obras que realizaron manos humanas hace miles de años, cuando enormes animales bramaban en las estepas, el hielo permanente empezaba cerca de Londres y Frankfurt y en el Mediterráneo había pingüinos. Una época peligrosa para los humanos, pero fascinante para nosotros, que podemos verla con la perspectiva de la historia.
Increible documento, gracias por aportar este pellizco de sabiduria
ResponderEliminarGenial!!!
ResponderEliminarGracias
Muy buen artículo y muy interesante. Gracias!
ResponderEliminarFantástica entrada. Fascinante imaginarse el Mediterraneo vacío... Si alguien sabe dónde puedo encontrar más información sobre este tema, estaré muy agradecido!
ResponderEliminarIncreíble artículo, desconocía la existencia de esta gruta. Muchísimas gracias por tu trabajo.
ResponderEliminarMuy interesante, solo una duda, ¿realmente son pingüinos? no sabía que había habido estas aves en estas latitudes, ¿no podrían ser alcas, muy parecidas en forma?
ResponderEliminarUn saludo.
A quien quiera más información sobre la gruta Cosquer le recomiendo este libro escrito por sus dos principales investigadores:
ResponderEliminarhttp://www.amazon.com/Grotte-Cosquer-French-Jean-Clottes/dp/2020198207
Es una pena que no esté traducido al castellano.
Muy interesante. Gracias
ResponderEliminarPero Cosquer parece que fue bastante irresponsable, no? Un descubrimiento de este calado no se puede guardar durante tres años...
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarRespecto a los pingüinos, lo más probable es que se tratara de una especie de alca gigante, un ave acuática boreal extinguida hace un par de siglos.
No he encontrado más información al respecto. También es probable que se tratase de una subespecie que habitaba en latitudes templadas, tal como hace el pingüino de las Galápagos en la actualidad.
Te agradezco mucho la información.
Aquí el artículo de Wikipedia sobre las alcas gigantes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Pinguinus_impennis
lo de los dedos mutilados es fácil, con las temperaturas de esa época y sin equipo ártico debía ser común perder dedos a causa del congelamiento. Como aún le ocurre a muchos que intentan escalar el everest,
ResponderEliminarLo de mutilaciones rituales parece una burla.
gracias!
ResponderEliminarCreo que es lo mejor que he leído en un blog hasta ahora. Gracias.
ResponderEliminarMuy completo y bien documentado,enhorabuena
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